La trufa negra de invierno es un preciado manjar que se disfruta desde hace siglos. Se la conoce con muchos nombres, como la "Trufa del Périgord" o "El diamante negro de la Provenza". Este hongo crece principalmente en Italia, España y Francia, donde vive a la sombra de robles, avellanos, castaños y álamos. Suelen recolectarse de noviembre a marzo, con un pico de producción alrededor de enero y febrero.

 La trufa negra de invierno es en realidad más grisácea con un toque de ámbar y negro en el exterior, con venas blancas en forma de araña en el interior que indican la madurez (la variedad de verano será de un color más marrón, pero son del mismo tamaño).

La trufa negra de invierno es muy codiciada por su aroma terroso y sutil, y un sabor que en su día se describió como una mezcla de "cielo terroso".